Achicoria
Es la flor del desapego, es la flor más emocional de todas.
Para las personas que están muy atentas a las necesidades de los demás. Tienden a cuidar excesivamente a los niños, a sus familiares, amigos; siempre encontrando algo que pueda ser rectificado. Están continuamente corrigiendo lo que consideran erróneo y disfrutan haciéndolo. Anhelan que aquellos por los cuales se preocupan permanezcan con ellos.
Las características emocionales de la flor están representadas por el arquetipo “el ánima”, este complejo psíquico representa la imagen colectiva de la mujer, lo femenino, lo nutritivo, lo creativo, como la madre tierra que alberga posibilidad de vida. La madre necesitada.
El ánima es la fuente de creatividad e intuición. Existe una imagen colectiva y heredada de la mujer en el inconsciente del hombre. El ánima por su aspecto nutritivo nos informa: “soy todo lo que necesitas".
El estado emocional se relaciona con el sentimiento materno, y en su faz negativa destaca el deseo de posesividad, control, lástima de sí mismos, demanda de atención, el amor no es algo que se brinde desinteresadamente, sino que se convierte en una moneda de cambio para beneficio exclusivo y egoísta de este tipo de personalidad.
El amor no fluye libremente hacia los demás, sino que podría hablarse de una obstrucción energética que desvía esta energía hacia adentro. Cuando esto ocurre, en lugar de olvidarnos de nosotros mismos, nuestra personalidad se centra excesivamente en sí misma. El impulso externo de comprensión y amor hacia los demás se vuelve hacia adentro exigiendo de ellos atención, comprensión, amor y fidelidad; se estructura un complicado sistema de premio/castigo, lealtad/traición.
A la tremenda posesividad que ejercen sobre sus seres queridos hay que añadir una clara tendencia a la manipulación, cuyo grado de sutileza dependerá en gran medida de su nivel cultural e intelectual.
El ejemplo clásico está dado por la "súper madre" posesiva que todo lo controla, organizando y gobernando la vida y los sentimientos de sus hijos; alegando siempre que naturalmente lo hace "por el bien de ellos". Siempre tendrá algo que perfeccionar, proponer o censurar. Cuando la madre ve en sus hijos algún intento de rebeldía ante la opresión que ejerce, caerá en la culpabilización de ellos y en la autocompasión. Recordar que la autocompasión es uno de los mecanismos más socorridos de esta personalidad. Cuando sus hijos sean mayores es muy posible que no hayan madurado afectivamente, pero aunque lo hayan hecho, siempre habrá la posibilidad de algún grado de chantaje afectivo. Estas personalidades escuchan poco y siempre llevan la conversación a su propio interés. Abruman y preocupan a los otros con cosas triviales, siempre centrados en sí mismos. Buscan simpatía y atención a través de historias de autocompasión y no es raro que aumenten sus enfermedades y que incluso se las generen para tener a los demás atados y, en su caso, culpabilizados. En sus relaciones de pareja y amistad son muy exigentes y posesivos. Cuando se creen desairados o contrariados, pueden responder con crueldad, rencor y venganza.
Quisieran mantener lazos afectivos ya superados como madre/hijo, novio/novia y otros, y en todos los casos desearían seguir controlando la situación afectiva.
Les cuesta perdonar y olvidar. Se ha descrito que es irritable, de llanto fácil. Teme la soledad y a perder amigos, relaciones o posesiones.
Psicológicamente se ha creído ver una infancia desprovista de amor, que más adelante crea un profundo vacío anímico interior y un sentimiento de no ser querido por nadie. Este vacío determinará a su vez un reclamo permanente de dedicación, reconocimiento y compasión, dando origen a todas las manifestaciones descritas.
Desarrollan enfermedades muchas veces imaginarias, tendencias psicosomáticas, pero que desaparecen cuando logran el control de los que tienen a su alrededor. Pero incluso pueden mantener una enfermedad para que no les deje solos. Pueden tener dolores de cabeza, mareos, urticaria u otras cosas y que en algunos casos se vuelven degenerativas.
Tendencia a afecciones cardíacas y ginecológicas, patologías mamarías, fibromas, ausencia injustificada de menstruación, estreñimiento, depresión, hipertensión arterial.
Esta flor gobierna en anatomía el aparato sexual y reproductor, mamas, sistema endocrino, corazón, sistema urinario, manos y brazos; de ahí que cuando se muestran sus patrones negativos, haya una predisposición especial a contraer cualquier enfermedad en los órganos citados. Se utiliza en problemas de mamas y útero para el momento de la menopausia y para las mujeres en menopausia por castración (extirpación del útero).
Energéticamente trabaja sobre el chacra cardíaco y el sexual.
Entre las características espirituales hay un fuerte desarrollo del Ego y una pérdida de contacto con la “totalidad”. Solo ven el aspecto personal del amor, considerando que para obtenerlo todos los medios son válidos y moralmente lícitos. Hay una pérdida de la conexión con el amor universal.
Esta flor es un enmendador para las personas que se crean dependencias sentimentales por ser excesivamente posesivas. Para la ofensa y el dolor producidos al sentirse excluidos afectivamente, lo cual puede llevar a la manipulación emocional y la autocompasión.
El aspecto positivo de la Achicoria estalla representado por aquellas personas con gran fuerza interior y gran capacidad de amar. Tienen además un fuerte poder de discernimiento, acompañado de una voluntad implacable, una infatigable determinación hacia la consecución de las metas que se fijan y un espíritu de justicia hacia los más débiles.
Bajo los patrones negativos, con la toma de esta flor se favorece que la gran energía maternal sea desembolsada positivamente, dándose desinteresadamente sin esperar una retribución a cambio y permitiendo el crecimiento de los demás.
Ayuda a no estar tan pendiente del otro y pensar un poco en sí mismo, a actuar sin involucrarse, ayuda a llenar la fuente propia, vacía de tanto dar. Es para dar sin esperar nada a cambio, encauza el amor. Para personas que se ofenden fácilmente. Personas que tienen muy poca confianza en sí mismas y constantemente necesitan el reconocimiento y aplauso del prójimo esencialmente de sus seres queridos. Es una flor que mejora el relacionamiento, de forma no-invasiva.
También se destina a niños que quieren llamar la atención desmesuradamente; son posesivos con su mamá y cuando ésta se aleja lloran. Aplicable además para el síndrome del nido vacío: cuando los hijos ya no están en casa porque se casaron o porque se van a estudiar.